sábado, 6 de agosto de 2011

"La última nota de Stern"

Sentado al piano en mitad de la noche parisina, sintiendo el eco de las notas desvaneciéndose en las yemas de sus dedos, Maximilian Stern exhaló su último aliento. Su sempiterna figura encorvada se detuvo inerte, convirtiéndole en una especie de gárgola en los tejados de Notre Dame… El sol se apagó de pronto. La luna ocultó sus dos caras. Las estrellas desaparecieron en un mar de oscuridad. Los sonidos del universo enmudecieron y el tiempo dejó de pasar. La nada surgió de la nada para serlo todo en una eterna inexistencia. La inefable perfección polifónica de Stern no sólo le había causado la muerte: había provocado el fin de un mundo que no habría tenido sentido sin el son de su música.

Dedicado a Pablo Daffari y M.L.P.G. Ustedes han vuelto y gracias a ello yo he regresado.