viernes, 6 de agosto de 2010

De cojones

Esta mañana caminaba bajo el sol de vuelta a casa cuando me he cruzado con un tipo de unos veintitantos años vistiendo una camiseta donde se leía DeCojones. Así, a lo vivo. Camiseta azul marino y letras con un cierto resplandor de brillantina, para que el mensaje quedase no sólo libre de ambigüedad sino lejos de pasar inadvertido. Hoy en día se comercializan con un éxito sin precedentes camisetas con lemas tan loables, ingeniosos y dignos de nuestra lengua hispana como “Bailo como el culo pero follo que te cagas”, “Fuma folla y bebe, que la vida es breve” o “España tan seca y tú tan húmeda”. Y hete aquí que me ha dado por pensar, así como quien no quiere la cosa, que no sé yo para qué puñetas se pone la gente ropa para taparse sus vergüenzas cuando luego las llevan desvergonzadamente estampadas en la camiseta.

Los más sabios del lugar –niñatos y no tan niñatos poseedores tanto de cuerpos esbeltos, musculosos y bronceados, como enclenques, huesudos y paliduchos, e incluso gordos, fofos y peludos– ya cayeron en la misma cuenta hace algunos veranos y por ello tomaron la docta e higiénica decisión de no llevar camiseta durante los meses de estío. De puta madre. Y fue entonces cuando, en una medida social admirable que arrancó lágrimas de emoción entre los contribuyentes malagueños, el ayuntamiento tuvo a bien invertir el dinero de los ciudadanos en repartir camisetas durante la feria para todos aquellos a los que no les sale de los huevos taparse como Dios manda. España y olé.

Recuerdo bien cuando en mi época de estudiante de instituto –en la que casi no estudiaba y casi no pisaba el instituto– un buen puñado de chaveas vestíamos camisetas de grupos heavy, a menudo portadas de discos donde figuraban demonios, calaveras o guerreros portando espadas descomunales y sanguinolentas. En aquella época aquellos forajidos juveniles estábamos mal vistos y éramos motivo de escarnio y azote verbal por parte de vecinos respetables y ancianas bondadosas. Y eso que saludábamos al entrar y al salir, sujetábamos la puerta y ayudábamos con las bolsas de la compra. En nuestras conversaciones pilladas al vuelo no se percibían como parte de nuestro vocabulario palabras como paliza, navaja, pistola o –sin duda en el mejor de los casos– mamada (llámenme puritano, pero soy de los que opinan que ciertas cosas no se deben decir en público, y menos aún con la boca llena).

¿Saben qué? Pueden llamarme también elitista, altanero, excéntrico o cualquier otro epíteto de su gusto que se les venga a la cabeza, pero a día de hoy y con el paso de los años, quien esto escribe confiesa pasarse medio verano vistiendo camisetas de equipos de fútbol de 65 euros la unidad. Porque me gusta el fútbol y porque puedo pagarlas. Porque no hay nada más cómodo y porque sientan de lujo. Porque no faltan al respeto ni al buen gusto. Porque esas sí que quedan de cojones.

14 comentarios:

  1. Pues sí, y esa que pones del Celtic de Glasgow más todavía. Mira que mola esa camiseta tio!

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  2. ¿Porque sientan de lujo o... porque te sientan de lujo? :P
    Me disgustan tanto los niñatos con camisetas horteras con eslóganes absurdos como aquellos que van todo el dia con la camiseta del equipo de futbol de turno (aunque esa de ahi, no esta mal).

    ¡Basta!
    ¡Ponte una camiseta/camisa decente y punto!

    Fdo. Una fan de las camisetas de humor gráfico.

    Ps. Did you miss me round here?

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  3. He de confesar, señorita de la lista negra, que últimamente no me quedan tan de lujo, pues los excesos culinarios y el bebercio han hecho crecer mis dimensiones carnales notablemente... En cualquier caso, entiendo sus reticencias hacia las camisetas de fútbol, aunque como puede ver tengo un gusto exquisito en ese sentido. Nunca me pondría una camiseta del Madrid, pero la nueva camiseta de España con la estrella de campeones del mundo encima del escudo.... Eso ya es otra cosa. En cuanto a su última pregunta, cada día que este blog pasa sin recibir un comentario por su parte es un día de luto. Nunca nos abandone, cara ragazza.

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  4. Señor O´Dhurann, he de decirle que las camisetas de fútbol están hechas para que los futbolistas nos dejen imaginar de forma muy sutil sus esplendidos dorsos. Todo otro ser que no pertenezca al género de Casillas, Piqué y similares, sólo debería osar a usar camisetas de fútbol cuando van el domingo al campo a ver a su equipo o en ocasiones tan especiales como los mundiales y los campeonatos internacionales.
    El prototipo del anti-erotismo es un hombre con camiseta de fútbol...casi que me atrevo a decir que lo prefiero sin camiseta y con pelo en el pecho...
    En fin, Señor O´Dhurann, vuelvo a darle las gracias, esta vez no por hacerme revivir, sino por hacerme olvidar, que he tenido hoy un día duro y este ratito de escritura me ha venido muy bien.

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  5. Apoyo a Rhubarb,... son el prototipo del anti-erotismo (total y completamente)

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  6. Tomo nota de los comentarios de nuestras lectoras féminas. Señorita Rhubarb: lo malo no es que me guste vestir con camisetas de fútbol en época estival... sino que además tengo pelos en el pecho, vello que, eso sí, conservo intacto y orgulloso por varonil. Es más, si no fuera porque no tengo tiempo en mi vida diaria, crearía una asociación de anti-metrosexuales. ¡Arriba la hombría y pelillos a la mar!

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  7. Por sus comentarios, Señor O´Dhurann,denoto que de anglo-sajón no tiene usted más que el nombre. Percibo que es un usted un buen caballero español de capa y espada, además de buen caballero de pluma y tintero, que no hay que quitarle a usted su mérito. Hombre varonil, de buen comer y beber, seguidor (y portador de la camiseta) de algún equipo de fútbol que no debe ser el Real Madrid. Supongo que también será usted cofrade de alguna hermandad y que frecuentará los toros, y por supuesto, le gustarán las mujeres guapas. Señor O´Dhurann, diríase usted sacado de un cuadro costumbrista de Larra.
    Hombres como usted no quedan muchos. ¡Qué vivan los caballeros españoles!

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  8. Dudo que alguna vez hayan hecho una descripción más acorde con mi persona que la que usted ha llevado a cabo, querida Rhubarb, pues soy hijo adoptivo y compartido de Dumas y Cervantes, hedonista dionisíaco, malaguista y seguidor del Athlétic Club de Bilbao, hombre de trono en cuerpo y alma, modesto aficionado a la fiesta taurina que tan políticamente incorrecta resulta hoy en día, y enamorado hasta el tuétano del género femenino... Si no fuese porque se ha presentado como una completa desconocida, diríase que me conoce como la palma de su propia mano.

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  9. Entiendo que al declararse hijo adoptivo de Cervantes se identifica usted con los caballeros andantes y con el singular Don Quijote de la Mancha, y si la vista no me engaña, su logo también me lo confirma. Lo que no me queda claro es lo de Dumas ¿se refiere usted a Dumas padre o hijo? ¿Debo imaginármelo como Edmond Dantès en el Conde de Montecristo o como Armando Duval en La Dama de las Camelias?
    En cualquier caso ambos personajes son apasionantes...

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  10. A Tirante El Blanco, Amadís de Gaula y el hombre de La Mancha sólo me unen mi práctica de "velar armas" antes de salir en procesión los viernes santo, mi defensa a ultranza de ciertas causas perdidas y mi pasión por las historias de aventura mezcladas con romance. Por lo demás, nada de enamoramientos desaforadamente medievales y platónicos. Definitivamente soy de "Los tres mosqueteros", una de las historias de aventuras, amistad, lealtad y amor más grandes jamás escritas. No se lleve a engaño por mi pasión por la fantasía literaria, amiga mía, pues en el fondo soy un personaje más barojiano que otra cosa.

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  11. Pues ahora que lo dice y que lo voy conociendo mejor, es cierto que lo veo más de Zalacaín el Aventurero que de Armando Duval.
    En cuanto a los Mosqueteros he de confesarle que me ha vuelto usted a rememorar sensaciones ya vividas. Ya también me va conociendo y sabe que me dejo transportar fácilmente por los sentidos.
    He recordado el día en el que fui a visitar a una amiga en la zona de la Gascogne, y casualmente esta amiga trabajaba en el Lycée Professionnel D´Artagnan. Pero no, no era por casualidad que el liceo se llamara así, parece ser que Charles de Batz-Castelmore, Conte d´Artagnan era oriundo de ese lugar.
    Pero además de D´Artagnan, esta región escondía otros dos tesoros: le canard et l´armagnac.
    Desde ese fin de semana aún estoy expiando el pecado de la gula.
    El pato estaba por todas partes, hasta volando por el cielo, o eso veía yo después de degustar el Armagnac: magret de canard, confit de canard, cassoulet de canard, rillettes de canard, foie gras poêlé de canard, foie gras mi-cuit de canard, terrine de canard...y todo estaba hecho con armagnac: sauce à l´armagnac, rôti à l´armagnac, flambé à l´armagnac, gâteau a l´armagnac, bombons à l´armagnac, café à l´armagnac...Por supuesto el plato estrella era : CANARD À L´ARMAGNAC.
    Nunca olvidaré ese fin de semana de gula, que por muy chic que quede lo del carnard y el armagnac, eso no fue sibarismo, eso fue pura glotonería. Y sobre todo nunca olvidaré cuando el lunes tuve que llamar a mi liceo para decir que estaba enferma. Supongo que no tengo que decirle de que enfermedad se trataba. Por cierto, casualmente yo trabajaba en el Lycée Polyvalent Victor Hugo, pero ya hablaremos de este gran señor otra día.
    Buenas noches Señor O´Dhurann y gracias otra vez por ayudarme a rememorar esos grandes momentos de sensaciones vividas.

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  12. De jornadas de sibaritismo que se tornan glotonería lindando con lo repulsivo tengo yo unas cuentas... Algo parecido a aquellas que los romanos llamaban bacanales. La herencia de una genética insaciable para lo gastronómico y mi propio placer incontenible por la comida me han llevado a convertirme en una especie de marido infiel que se la pega a su mujer con ese regalo digestivo llamado "sal de fruta". Por lo demás, veo que su pasión por la literatura universal no es ni de lejos casual, teniendo en cuenta que trabajaba en el Liceo dedicado a uno de los escritores más famosos de la literatura universal. Comida y literatura: sería la combinación perfecta si no fuese porque siempre acabo manchando las páginas de los libros con pegotes de lentejas.

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  13. Con tanta glotonería me comí hasta una sílaba: "sibaritismo"...
    Y debo decirle que lo del Lycée Victor Hugo fue puro azar. Quizás he hecho una mala traducción de lycée que ha dado lugar a equivocos. Pero entienda Señor O´Dhurann que si lo traduzco por I.E.S. toda mi narración hubiera perdido el clamour.También trabajé en el Collège Titan y el Collège l´Oasis, cuyos nombres puden dar mucho juego a la imaginación, pero como en el caso de Victor Hugo, fue obra de la eventualidad...

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  14. Una vez llevada a cabo su aclaración, deduzco que comparte con este hombre que vive en la ignorancia el dudoso honor de dedicarse a la docencia (y a la indocencia, emulando a mi amigo el Profesor Estupefacto). A buen seguro vive usted su profesión henchida de satisfacción al comprobar que los estudiantes de hoy en día aman tanto la cultura como el refresco de tabasco en formato ahorro de botella de dos litros.

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