viernes, 31 de agosto de 2012

"El cielo de Iris"

El cielo no tenía secretos para Iris. Noche tras noche desde aquel cumpleaños había memorizado cada rincón del universo a través del telescopio que le había regalado su padre. Con el paso de los años había llegado a dibujar en su mente un mapa de su propio cuerpo donde había un lugar para cada planeta, cada estrella, cada satélite, cada cometa, cada asteroide… y donde las constelaciones se alineaban con cósmica perfección para conformar su menudo esqueleto. La noche que su padre murió, Iris veló su cuerpo bajo el firmamento más fulgurante que jamás habían contemplado sus ojos. Cuando aquella luz intermitente se desvaneció al fin en mitad de la oscura madrugada, una sensación de vacío interior se apoderó de su pecho; como si aquel astro saliente se hubiese llevado consigo su corazón.


Málaga, a 31 de agosto de 2012.

3 comentarios:

  1. Decía Ovidio que "todos los animales de la creación miran al suelo, mientras que al hombre se le dio un rostro para que pudiera volver sus ojos hacia el firmamento y mirar las estrellas". Desde que se produjo ese momento asociamos la contemplación del cielo nocturno con la soledad, la introspección y cierta dosis de melancolía. Todos los ingredientes que podemos hallar en este relato.

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  2. Muy interesante todo lo que comentas. Lo curioso es que el cielo, como espacio infinito e ignoto que es para el ser humano desde el inicio de los tiempos, es capaz de despertar en nosotros sentimientos ancestrales que llevamos en nuestros genes relacionados con nuestra propia naturaleza o con el mundo que nos rodea. Sin ir más lejos, ¿por qué la observación del cielo nocturno en soledad va a menudo acompañada de pensamientos, sentimientos y recuerdos amorosos? ¿Hay alguna interpretación antropológica para ese fenómeno que todos hemos experimentado?

    Gracias por mantener con vida este blog con tus comentarios.

    Co'D.

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  3. Tal vez se deba a que el firmamento ha representado desde el principio de los tiempos lo inalcanzable; lo intangible. Además de otras consideraciones más poéticas y estéticas.

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