viernes, 7 de enero de 2011

Mi lado siniestro


Hubo un tiempo, siniestro y torcido como el asunto que hoy nos ocupa, en que a los niños y niñas españoles se les obligaba, tanto en casa como en la escuela, a ser diestros. Los maestros y las madres reprendían y corregían a aquellos infantes que cogían el lápiz, la tiza o la cuchara con la mano izquierda, por no hablar de los que usaban esa mano perversa y desastrosa para pasar las hojas de los libros de “Formación del Espíritu Nacional”… Pero no, no se lleven a engaño. Hay veces en que es tentador dejarse arrastrar por la ambigüedad de la polisemia y el uso metafórico de las palabras, mas ninguna cuestión ideológica se escondía tras aquella pequeña medida represora. Aunque es cierto que, por alguna razón, todo este asunto se resume en una cuestión de extraña moralidad.

Tradicionalmente, la derecha política siempre ha simbolizado la rectitud, el orden, la disciplina, la corrección… mientras que la izquierda tiende a evocar libertad, rebeldía, insumisión, caos… Son todos ellos valores ambiguos que cada uno puede interpretar según su punto de vista, pero el origen de las palabras, esa hermosa ciencia letrada de nombre etimología, paradójicamente nos habla claro de algo que resulta ambiguo. Así, dexter (origen de la palabra diestro) significa derecho en latín, mientras que sinister (origen de siniestro) significa izquierdo. El diestro es hábil y experto en su arte u oficio, sagaz y prevenido para manejar los negocios, torero de a pie y matador de toros... Siniestro es quien peca por avieso y malintencionado, un pobre infeliz, funesto o aciago, alguien propenso al vicio y a las dañadas costumbres... Y hete aquí que, en el laberinto misceláneo de las lenguas vivas, gracias al tan discutido idioma de las vascongadas, los españoles de izquierdas no tienen por qué ser siniestros –o sí, según si se ponen al sol o a la sombra–, y la habitación de la izquierda no tiene que resultar siniestra, por más lóbrega y oscura que se oculte tras la puerta. Pero un significado profundo y ancestral puede más que cualquier trueque entre palabras. El fondo siempre encuentra su forma, por más que su forma cambie de rostro. Todo hablante hispano debería saber que sentarse derecho a la mesa e irse derechito a la cama es de niños buenos… mientras que levantarse con el pie izquierdo te augura un día de perros.

El enigma de ser zurdo, de prender con la izquierda, de caminar torcido… está en el sonido que se esconde tras la sinuosa letra z. Sonidos que nos invitan a jugar con su música, o que se buscan y encuentran, o que se buscan y enfrentan... Z de zorro rapaz, de zapato y de zueco, de buzo en zambullida, del zángano y su zumbido, del zurrón con su zurrapa, del zenit y su raíz, del bazar de los zarcillos, de zahorí y zaherir, de plaza y de mazmorra, del azúcar del zalamero, de biznaga y de azahar, de azar y de zozobra… Porque la vida resulta un tanto azarosa para quienes nos cuesta encontrar un camino a la derecha. Aunque, amigos míos, me resisto a pensar que todo en mí resulte siniestro. Me veo caminar por la vida y pienso que tan mal no debo andar, que no tengo dos pies izquierdos, que algo debo estar haciendo a derechas... Pero eso sí, no pienso renunciar a mi pie izquierdo, a mi cerrada condición de zurdo, a la certera palabra zocato. Me he ganado el derecho a mantenerme insurrecto y caótico hasta el final. A honrar el modesto y romántico legado de mi abuelo Joaquín, el último zocato.


Málaga, a 7 de enero de 2011.

3 comentarios:

  1. Señor Zocato, ya veo que es usted de extrema izquierda lingüísticamente hablando. Y aunque tengo que reconocer que nuestra lengua es más bien de centro derecha, no hay que dejarse llevar por los extremismos. Piense usted que en la expresión a “diestro y sinistro” no hay ningún orden de preferencia por la izquierda o por la derecha. La persona que “tiene mano izquierda” tiene la habilidad de saber revolver situaciones difíciles. Y nuestro lado izquierdo tiene el privilegio de acoger al corazón. Además, la izquierda no siempre es sinistra: Europa está en Occidente, los apaches vivieron en el salvaje oeste, el viento viene de poniente y el marinero se situará a babor.
    En cuanto a la sonoridad de la z ¡cómo no ensalzarla, que belleza! Es el Zar del mundo de los sonidos. Y es que esta letra va zigzagueando por todas partes; entre las priedras preciosas: el zafiro, el azabache, el lapislázuli, el cuarzo, la amazonita, la tanzanita; en el carnet de identidad de la mitad de los españoles: Álvarez, Domínguez, González, Gómez, Martínez, Ramírez, Rodríguez, Sánchez, etc, etc; por el zoológico: la garza, la lechuza, la zebra, el avestruz, el zorro; y cómo no, en casa de mi abuela: en la azotea encalada, en el zaguán con las pilastras, en el zócalo de azulejos…

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  2. Ya sabía yo que no podría engañar tan fácilmente a una lingüista de su talla, dama del ruibarbo... Pensé en esa expresión que menciona, "tener mano izquierda", pero obviamente la obvié (valga la redundancia) sutilmente para que no entorpeciera mis fines creativos. En cualquier caso, le invito a que consulte en la web de la RAE las diversas acepciones de ambos términos... Yo lo hice mientras escribía mi artículo, y cuanto menos resulta curioso comprobar las innumerables cualidades positivas conferidas a la palabra "derecha", así como los diversos significados negativos aplicados a la palabra "izquierda". Si lo dicen los amigos de Cela, que era capaz de absorber un litro de agua por el recto, entonces no hay más que hablar.

    Un saludo y gracias por iluminar este espacio creativo con sus siempre interesantes comentarios.

    C.o'D.

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  3. El origen siniestro de la izquierda tiene que ver con los augurios romanos. Por alguna razón se consideraba que los signos que aparecían en el cielo por la derecha (especialmente el vuelo de los pájaros) eran de buen augurio, mientras que los que llegaban desde la izquierda eran al contrario. Nunca he entendido muy bien la lógica y debería de consultar un par de fuentes, ya que los principales astros (el sol y la luna), aparecen por la izquierda y "mueren" por la derecha, así que la lógica debería dictar que fuera igual con el resto de fenómenos observados en el cielo.
    Es curioso que el origen etimológico de zocato y zoquete sea el mismo. Las dos palabras significan "torpe", ya que lo hábil o diestro (por contiuar con el opuesto semántico a torpe) era hacer las cosas con la derecha.
    Por último: ¿cómo no van a ser irreconciliables en este país la derecha y la izquierda plítica si ni siquiera las dos palabras han llegado por la misma vía? Es curioso que para la primera usemos el vocablo latino y para el segundo el euskera y siempre me he preguntado porque los primeros castellano parlantes decidieron abandonar la "sinistra" y adoptar la "ezkerra".
    Pero estoy adelantando algo que trataré en mi blog...

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