domingo, 2 de enero de 2011

"El monstruo"

Quería que el monstruo se marchase. No era producto de su imaginación, pero sabía que papá y mamá nunca le creerían. Cada noche podía escuchar aquellos ruidos espeluznantes más allá de las paredes de su habitación. Entonces se hacía un ovillo en su cama, se tapaba hasta la cabeza y cerraba los ojos con todas sus fuerzas para protegerse de la criatura que acechaba en la oscuridad. ¿Y si alguna noche entraba a por él? ¿Y si se llevaba a sus padres? Aquella noche decidió que debía afrontar su miedo, salir afuera y expulsarlo. Cogió su linterna y atravesó el pasillo temblando. Pero se había hecho tarde, demasiado tarde para los tres. El cuerpo de mamá yacía en el suelo sobre un enorme charco de sangre; el de papá oscilaba en el aire ahorcado por una soga… y el monstruo ya no se marcharía jamás de su lado.


Málaga, a 2 de enero de 2011.


("El monstruo" pertenece a la serie Microrrelatos 150 publicada en este blog).

3 comentarios:

  1. Básico y no por ello importante. Es, una "historia para no dormir" más. Además.., ¿quién no lo ha "vivido"'.

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  2. Enhorabuena. Creo que éste es el más logrado de los que le llevo leído. Me ha gustado mucho. Creo que lo voy a reciclar y se lo mando por correo electrónico.

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  3. Muchas gracias por sus alabanzas, Don Luis. Una respuesta entusiasta es la clave para que no se apague la llama de la motivación para la creación literaria. De hecho, hace varios días que aguardo el momento oportuno para publicar dos nuevos microrrelatos. Uno de ellos se encuentra en cuarentena porque lo he presentado al concurso de microrrelatos de la Cadena SER. El próximo jueves, cuando se haga pública mi derrota (por omisión, entiéndase), haré público este nuevo texto.

    Respecto de su reciclaje de mi texto, mi más sincero agradecimiento por no sólo valorar mi modesta obra, sino además por interesarse en llevarla más allá y abrirle nuevos caminos y significados. Su versión me ha parecido muy interesante por su vuelta de tuerca: como yo, convierte usted al niño en víctima por el trauma que habrá de arrastrar, pero usted además lo convierte en verdugo inocente y accidental, lo cual le confiere un mayor dramatismo que en la versión original. Por cierto, usted siempre pensando en lo único, que diría mi amigo el hombre de los 42 centímetros imaginarios.

    P.D. Una vez finalizado el concurso semanal, procedo a publicar los nanos que escribí y presenté a "Cuenta 140" la semana pasada.

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